sábado, noviembre 26, 2005

Aquella noche

Aquella noche

Aquella noche merece un poema
¡Claro que lo merece!
Porque tuvo un encanto que no se desvanece
y es un recuerdo ardiente que quema.

... La noche... fue una canción
una fiesta de los sentidos
con música de besos prohibidos
danzó alegre la pasión.

... La noche... fue infinita
pues se albergó en mi memoria
fue la noche más bonita
de todas las de mi historia...

Aquella noche merece todo un poemario,
un verso, mil versos, versos infinitos
fue noche de un delirio extraordinario
de pecados deliciosos y dulces delitos.

domingo, noviembre 13, 2005

El Mar. Carilda Oliver

Como en un lecho me tendí en el mar.
Hechizada por musgos y por linos
tuve acoso de brazos peregrinos
que me echaban las ondas al pasar.
Contra mi carne se batió el azar.
El agua -furia, vértigos y vinos-
se entretenía con los bordes finos
de mis caderas, blancas de esperar.
Entonces: grave, pálido, insereno,
llegaste como llega siempre el mar
y tu mirada me rompió este seno.
Ni Dios mismo nos pudo separar:
cuando una ola te volvía ajeno
entrabas en mis piernas con el mar.

Ella

Al fondo en mi cama,
susurra el mar
Solo me dormía, soñando soñar.
De buena mañana, mi sueño rompía
En pedazos a llorar
El amor de mi vida
Mi sueño estelar,
El mas puro de ellos
El que busque en el mar
El amor prohibido
El amor por llegar..
Era capricho de niña,
Era capricho lunar.

La mas bella ella,
El mejor paladar
La mas culta ella
De cuna ejemplar
No hablaba verdad
Cuando pensaba amor
Hablaban sus labios
Que no su interior
Muy crudo y muy duro
Infalible conjuro
Interno y externo
Veneno…averno.

Aquel veraneo,
de excelso pareo
mi sonrisa eclipso
y sus labios ahogo
amistad y respeto
cariño y amor
que grandes palabras
que poco valor
que falso peldaño
que desolación.

Por ti mi rebaño,
Por ti soy pastor
Por ti mil locuras
Por ti todo amor


Desata amarras
Haz raudo el mar
Se muy coherente
Destroza el altar
Tu sangre lo siente
No lo puede ocultar.
Su voz deliciosa
Su Hechizo sin par
los segundos hierven
Es cocina manjar
Tu vida se eleva
Cuando ella está.
Amor compartido
Bendito…azar.

Despierta mocoso,
Crecidito estás
El bello pareo
Que vino del mar
No tiene tu talla
Ni tiene tu charm,

Cogido por pinzas
De la sinrazon
No existe el respeto
No hay corazon

Espera..espera
La cola del pan
No hay miga
Ni harina
No hay trigo
No hay sal
No hay horno
No hay torno,

Que la bella niña
De tanto postin
Altiva,orgullosa
De amigos mil,
Semana a semana
No tiene valor
De aqueste hechizo
Poder deshacer


Espera espera
Bendito varon
Seran 9 meses
De desalazón.








Odioso reproche
Odioso rencor
Odioso castigo ,
El del desamor.

Según te queria,
Según te aprecié,
Maldigo tu huida
Maldigo a la vida,

Pero miro al frente
Con gran ilusión.
No es ella,
No es bella
No Es alma plebeya
Es ego
Es pego
Ingrato desdén.

Suerte princesa
Que te sonria el sol,
Si fuiste mi vida
Ya no lo eres mas.

Que sea mas fea
Que sea normal,
No quiero pareo
Ni quiero tu andar,

Amistad , respeto
Cariño y pasion
Aplicate el cuento
Y no hables de amor

El amor mas sentido
El amor cegador
No está nueve meses
En congelador.

En una de esas tardes. Pellicer

En una de esas tardes
sin más pintura que la de mis ojos,
te desnudé
y el viaje de mis manos
y mis labios llenó todo tu cuerpo de rocío.
Aquel mundo amanecido por la tarde,
con tantos episodios sin historias,
fue silenciosamente abanderado
y seguido por pueblos de ansiedades.
Entre tu ombligo y sus alrededores
sonreían los ojos de mis labios
y tu cadera, esfera en dos mitades,
alegró los momentos de agonía
en que mi vida huyó para tu vida.
Estamos tan presentes,
que el pasado no cuenta sin ser visto.
No somos lo escondido;
en el torrente de la vida estamos.
Tu cuerpo es lo desnudo que hay en mí
toda el agua que va rumbo a tus cántaros.
Tu nombre, tu alegría… Nadie lo sabe;
ni tú misma a solas.

sábado, noviembre 12, 2005

Ella...y que venga la noche!

Regálame la risa de tus ojos,
la tenue luz de tu sonrisa,
y el milagro de tu nombre en mi boca.
Regálame la humedad de tus besos,
el tibio manto de tu abrazo,
y el mar embravecido de tu cuerpo junto al mío.
Regálame el amanecer de tus pasiones,
el espejo frágil de tus lluvias,
y tu inocencia hecha mujer con mis caricias.
Regálame tu amor
amor
y que venga la noche...

lunes, noviembre 07, 2005

Balada Del Loco Amor: Buesa

Balada Del Loco Amor
I
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor no llega tarde.
Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
II
Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene a prisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión,
y arde, y ardeY ni siquiera entonces el amor llega tarde.
III
No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.

viernes, noviembre 04, 2005

En tu sonrisa. Panero


Ya empieza tu sonrisa,
como el son de la lluvia en los cristales.
La tarde vibra al fondo de frescura,
y brota de la tierra un olor suave,
un olor parecido a tu sonrisa,
y a mover tu sonrisa como un sauce
con el aura de abril;
la lluvia roza
vagamente el paisaje,
y hacia adentro se pierde tu sonrisa,
y hacia dentro se borra y se deshace,
y hacia el alma me lleva,
desde el alma me trae,
atónito, a tu lado.
Ya tu sonrisa entre mis labios arde,
y oliendo en ella estoy a tierra limpia,
y a luz,
y a la frescura de la tarde
donde brilla de nuevo el sol,
y el iris,
movido levemente por el aire,
es como tu sonrisa que se acaba
dejando su hermosura entre los árboles...

jueves, noviembre 03, 2005

Poema del amor pequeño.

Fue breve aquella noche.
Fue breve, pero bella.
Poca cosa es el tiempo,
que es también poca cosa,
porque nadie ha sabido lo que dura una estrella
aunque todos sépamos lo que dura una cosa.
Nuestro amor de una noche fue un gran amor pequeño
que rodó por la sombra como un dado sin suerte,
pero nadie ha sabido lo que dura un ensueño
aunque todos sepamos lo que dura la muerte.
Una noche es eterna para el que no la olvida,
y el tiempo nada importa para el sueño y la flor,
y, como nadie sabe lo que dura la vida,
nadie sabe tampoco lo que dura el amor.

miércoles, noviembre 02, 2005

Dulce luna

No hay violencia,
solo fuerza,
tanto amor,
como deseo...
Nuestros labios se acarician,
de mil formas en su juego.
Mis dientes que tanto saben,
de amor y desasosiegos,
mordisquean sin dañar,
tus labios rojos y tiernos.
Las lenguas, sin decir nada,
como duendes del silencio,
en idioma universal,
exploran lugares nuevos,
que desean conocer...
y que ya van conociendo.
Los cuerpos ya se estremecen
cual brotes de tallos nuevos,
las gargantas, solo emiten gemidos,
ayes, lamentos...
y palabras inconexas sin son
y sin fundamento
lo único que se entiende es:
" Ay, amor, cuánto te quiero...
" Nuestras manos temblorosas,
obreros de hielo y fuego,
van por caminos distintos,
pero siempre paralelos.
Las mías más vehementes,
incansables pasajeros,
recorren una y mil veces
las veredas de tu cuerpo,
tus pechos y tus caderas,
la curva de tu trasero.
Acarician con dulzura
tus muslos firmes y rectos
rozando con timidez
sin atreverse a ofenderlo
la textura y consistencia
y la suavidad del vello
que al igual que un matorral rizado,
limpio y moreno
cubre y adorna espectante,
la calidez de tu sexo
velado mas que tapado
por un tanga tan pequeño,
que más que tapar invita
a visitar sin sosiego
la humedad y calidez,
de la gruta que hay adentro.
Ahora se centran allí
las caricias de mis dedos,
que como dos banderillas
en lomo de toro negro,
adornan el centro mismo
del aquel bosque de silencio
y alternándose, uno u uno,
o dos a dos, en paralelo,
con afán explorador,
van llamando a tu deseo.
Y no hay prisa en mi caricia,
¡ Quiero hacer largo el momento.
¡ Del escote de tu blusa,
brotan dos aves al viento
dos palomas que palpitan,
llevando su pico erecto.
Abandono brevemente tus labios
-más no me alejo-
para lamer tus pezones,
envidiosos hace tiempo.
Los presiono con mis dientes,
los succiono y mordisqueo.
Mi lengua me pide ahora,
protagonismo completo,
salta de un pico a otro pico,
en incansable escarceo
Sentí cambiar varias veces,
muy bajito, sin quererlo,

tus suspiros apagados
en gemidos y lamentos,
que me hicieron recordar,
aunque siempre lo recuerdo,
cuán superior es la hembra al macho,
si están en celo.
Ya no quisimos seguir
esperando por más tiempo.
La cama, testigo mudo
de nuestro primer encuentro,
estaba allí, a nuestro lado,
nos invitaba en silencio
a seguir jugando en ella,
hasta el final nuestros juegos.
Y allí siguió la batalla
de amor, caricias y besos.
Nuestras bocas no cesaban
de recorrer nuestros cuerpos.
Aquí un besito muy leve,
allí un mordisquito tierno,
Más allá solo la lengua
se deslizaba en silencio.
Las manos también sabían
hacer un trabajo bueno.
De las mías,
solo una se concentraba en tu sexo,
y mis dedos con el porte de huéspedes altaneros,
de intrépidos caminantes,
de ladrones al acecho,
exploraban incansables,
cada rincón,
cada vía cada hueco,
y cada estrecho.
Mi otra mano, más viajera,
no dejaba cabo suelto.
Era lenta pero firme,
y buscaba con denuedo,
la perfección de tu rostro
el brillo de tus cabellos,
la belleza de tus hombros,
de tus muslos y trasero.
¡ todo tu cuerpo era suyo...
y tu cuerpo quería serlo¡
Mi boca, ponía a prueba
la firmeza de tus pechos.
En su lento caminar,
no recuerdo en que momento,
Pasó muy cerca del sitio,
donde jugaban mis dedos.
No sé si los ocupantes,
salieron por un momento,
o que al sentir a su lado
la calidez de mi aliento,
tus muslos se relajaron
mostrando aun más su secreto,
y en mis pupilas sedientas
como si fueran espejos,
reflejaron el paisaje
de montes, valles y huertos.
¡ Pude entonces comprender
con un criterio más cierto
por qué a ese pequeño monte
le llaman Monte de Venus
¡ No me quise resistir
y no fue en vano el intento,
y mi boca enardecida,
bebió sedienta su beso.
Ya nunca podré olvidar,
la hermosura del encuentro,
el sabor de tus entrañas,
el olor a miel y almendro
tus gemidos de mujer,
tus lamentos ¡ Ay, me muero ¡
Tu, hasta entonces reservada,
sin parte activa en el juego.
Yo era como el huracán
Y tu viento del desierto.
Pero de pronto cambiaste,
Y sin un aviso previo,
comenzaste a liberar
con la fuerza de un poseso
las telas que nos cubrían,
desnudando nuestros cuerpos.
Hebillas y cinturones,
botones, broches molestos,
encajes y cremalleras,
camisetas y pañuelos...
¡ todo me estorba mi amor
solo tu, yo y el silencio¡
Y nuestras ropas quedaron
en un desorden completo,
esparcidas por la cama,
por los muebles,
por el suelo...
También quisiste sacar,
tu espíritu aventurero,
también tu boca y tus manos
disfrutaron del momento.
También jugaron allí
donde yo sentía fuego
También besaron allí,
mordisquearon y lamieron.
Y no quisimos seguir.
Al grito ¡te quiero dentro!
pagué tributo de hombría,
jadeando y embistiendo
y abriéndote las mil fuentes,
que tu ya me habías abierto.
Se mezclaron nuestros jugos.
Se abrazaron nuestros cuerpos.
Se juntaron nuestros labios,
Y entró en la alcoba el silencio.
Este poema ha sido escrito solo para dos.
¡Nadie más debe leerlo¡
¿A quién le importa?.


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